Mi experiencia en el gimnasio

Hace algún tiempo empecé a ir a un gimnasio. Quería modelar un poco el cuerpo, pero por sobre todo, poder conocer gente.
Me encantan los cuerpos transpirados. Me gusta mucho cómo la ropa deportiva marca el cuerpo y me ratoneo adivinando las formas por debajo de la tela.
Así, puedo imaginarme pezones que se ponen duros, culos con pequeñas tanguitas que con el ejercicio se meten más y quedan como hilitos, bultos que permiten adivinar una erección.
Entre los que hacemos ejercicio siempre se cruza alguna mirada, alguna sonrisa, un pequeño roce al compartir máquina contiguas o al ir a bsucar alguna pesa.
Y así voy conociendo quiénes quieren algo más que el culito duro o unos buenos pectorales.
Así me pasó la semana pasada.
Primero fueron algunas miradas, luego una sonrisa y después una pequeña charla.
-Te gusta mirarme el bulto? Me dijo con una voz que me invitaba.
-Me encanta. Además, con ese pantalón ajustado se nota qué dura que se te pone cuando te miro... Le contesté mientras mojaba mis labios con mi lengua húmeda.
-Lástima que tengo que irme. Una ducha y listo. Me constestó.
-Qué casualidad. Estaba terminando mi rutina y también deseaba un poco de agua caliente recorriendo mi cuerpo... Imaginaba no sólo el agua sino sus manos, su lengua, su pija.
Fuimos al vestuario hablando de las rutinas, del efecto de los ejercicios en el cuerpo.
-Tenés la cola bien durita. Me dijo mientras su mano empezaba a acariciarla.
Estábamos en la escalera que llevaba al vestuario, así que nadie nos veía.
-Ideal para que tu pija le atienda... Le contesté y mi mano palpó si miembro duro.
Ya estábamos los dos calientes. Las duchas estaban en boxes lo suficientemente amplios como para que entraran dos personas. Ya me paladeaba su hermosa poronga en mi boca.
Llegamos al vestuario y había otro lindo macho cambiándose para entrar a la sala. Se saludaron y se quedaron charlando.
Agarré jabón, champú y toalla y me saqué la ropa transpirada. La mirada de los dos me atravesó cuando me quedé solamente con un cullote negro. Me quedaba muy bien.
Me fui las duchas y cuando estaba debajo del agua los sentí entrar.
Mmmmm, ahora no tenía uno sino dos machos para mí.
Se metieron en mi box, estaban desnudos y con las pijas bien paradas.
Me agaché y abrazando sus piernas, empecé a degustar esas hermosas pijas.
Es hermoso sentir cómo se ponen más duras al lamarlas, al tirar la piel para atrás y abrir la cabeza con la punta de la lengua.
Lamí primero una y después la otra. Primero despacito, después cada vea más fuerte, para poder finalmente comérmelas enteras. Me encanta sentir una buena pija en la garganta.
Gemíamos de placer. Alternadamente me estaba cogiendo por la boca. Sentía las porongas duras, urgentes, calientes, palpitantes.
Uno de ellos no pudo más y me pidió la cola. Ya la tenía bien enjabonadita y ya quería que la cogieran hasta el fondo.
La sensanción de una pija grande y dura entrando en mi cola es hermosa. Sentir la carne caliente u húmeda que arremete es deliciosa.
Me empezó a coger fuerte. Me puse en cuatro mientras seguía chupando la otra pija.
Me puso las manos en la cintura y me dió bomba.
Qué lindo macho..., cómo me garchaba: jadeaba, me elogiaba la cola, le agarraba de los pelos...
Su amigo también quería y cambiaron de posición.
Esta pija también era grande y un poquito más gruesa. Otra delicia.
El culito me palpitaba pero quería más. Y mientras me movía para que me cogieran mejor, empecé a pajear al otro. Se la chupaba y lo pajeaba. Lo estaba volviendo loco. Su respiración se aceleró y sentí el gustito del líquido preseminal en mi boca.
-Te voy a llenar la boca de leche! gritó como un salvaje.
-La quiero toda. Le dije.
El que me estaba cogiendo el culo tambipen estaba a punto de explotar y me preguntó:
-Y mi leche dónde la querés?
-En mi culo. Le pedí.
Fueron dos estallidos casi al mismo tiempo.
Fueron dos ríos de leche caliente: uno en mi culo y otro en mi boca. Una verdadera fiesta.
Ahora me tocaba a mí. Me había estado pajeando fuerte y también quería acabar. Lo hize con un grito largo.
Nos quedamos los tres abrazados debajo del agua y cruzamos las lenguas en unos besos profundos y húmedos.
Fue un polvo maravilloso. 🤤 🤤 🤤

La semana que viene voy a intentar por el otro lado: Hay una pendeja tetona con la que estuvimos charlando un rato.
Quiero cogerla a ella.
Se los cuento en la próxima.
Besos calentitos.