Bueno aca va la segunda parte de mi historia con el taxista y mi mujer...espero les guste
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Al día siguiente todo parecía normal. Quizás un poco adolorido de la cintura y con algo de ardor en el culo, pero nada más. Sin embargo, conforme se acercaba la hora de salida mi mente pensaba más y más en el taxista, en esa descomunal verga que me había llenado el culo de leche y que me había hecho menear las nalgas como nunca. Finalmente llegó la hora, me asomé por la ventana de la oficina y lo ví, estaba ahí afuera con una indumentaria semejante a la anterior, unos shorts y una camiseta, lucía tan sexy que de solo verlo ya tenía la verga parada. Llamé a casa para decir que iba a tener que quedarme hasta tarde y salí a buscar a mi macho.
- Hola ¿cómo estás? – lo saludé efusivamente mientras abordábamos el taxi.
- Pues bien caliente, mira como la traigo – me respondió acariciándose el enorme paquete que se perfilaba frente a sus shorts.
Así fuimos hablando mientras nos dirigíamos hacia el norte de la ciudad, no le pregunté sobre el cambio de rumbo pero pronto él me explicó.
- Mira, ya llegamos, esta es la casa de un amigo, me la prestó para pasarla bien, él llega ya tarde, así que ahora la tenemos para nosotros solitos – respondió mientras entrábamos a una casa.
La idea de estar en la casa de alguien mas no me agradaba pero él ya se había quitado la ropa y me mostraba su verga colgando entre sus piernas, esperando recibir mis caricias, así que cualquier idea en mi mente pasó a segundo término, me arrodillé frente a él para comenzar a mamar aquel delicioso pene. Poco a poco se fue irguiendo y él me hizo ponerme de pie, me sujetó por las nalgas y me apretó contra él, entonces vino el beso, sí, ese tipo sabía que con cada beso me hacía estremecer y me estaba repitiendo la dosis.
Me llevó a la cama y a diferencia del día anterior, se lanzó sobre mi y colocando mis piernas sobre sus hombros me penetró. Me dolió la embestida pero se la aguanté. Este hombre no era tan cariñoso como la primera vez, era más bien rudo pero me agradaba sentirlo dentro de mi, sentir como su vergota me llegaba hasta donde ninguna otra me había llegado. Entonces llegó mi premio, su verga respingó dentro de mi para llenarme el culo de leche.
- Perdón por la rudeza, pero después de lo de anoche necesitaba romperte el culo otra vez – me dijo mientras me la sacaba y se ponía de pie.
- No importa… creo que mi culito lo necesitaba… - le respondí poniéndome de pie frente a él para buscar sus labios nuevamente.
- Por eso me gustas, … ¿queres tomar algo? – me preguntó y salimos hacia la cocina.
- Sí, papi, quiero lechita – le dije mientras me volvía a arrodillar frente a él para mamarle la verga.
- Vamos a la cama porque quiero que tu culito se acostumbre a mi verga – me dijo él palmeándome las nalgas.
Me coloqué en cuatro esperando recibir su lengua en mi culito, pero en lugar de eso recibí un par de nalgadas y su vergota. El guacho estaba en el plan de macho dominante y yo le iba a seguir el juego. Comencé a menear mis nalgas al ritmo de su verga mientras él me daba fuertes nalgadas. La sensación era simplemente deliciosa. Cada embestida era más vigorosa que la anterior y eso me hacía gozar más. Entonces se detuvo y me dijo:
- Mira, te tengo una sorpresa, este es mi amigo, el dueño de la casa… y este es el chico que te digo que me coji anoche.
- Hola, mucho gusto – me dijo ese hombre que estaba junto a la cama sin mas ropa que un pequeño calzoncito que parecía iba a reventar y añadió – sigan en lo que estaban, por mi no se preocupen.
- Quise zafarme de la verga del taxista pero no me dejó, me afianzó por la cintura y reinició el mete y saca e invitó a su amigo a que se nos uniera.
- Este chavito mama bien rico y hace rato me dijo que quería lechita para beber jejeje ¿o no? – y un par de nalgadas sonaron en el cuarto.
El otro tipo se acomodó frente a mi y me ofreció el paquete. No sabía que hacer, algo me decía que debía negarme, pero aquella verga que se perfilaba en el pequeño calzoncillo de ese hombre lucía bastante apetecible y la vergota que me estaba clavando el taxista me hacía retorcer de placer. Así que no tuve alternativa: le bajé el calzón al otro y liberé una hermosa verga morena para comenzar a mamarla.
El otro tipo se vino casi enseguida, me trague su leche y se retiró. En tanto que mi experimentado enculador tardó un buen rato en eyacular. En ese momento me di cuenta que estaba a su merced. Haría cualquier cosa por gozar de ese pene tan sabroso y que me llenaba como ninguno.
- ¡Que culo tan sabroso tenes! Si no estuviéramos casados te pediría que vivieras conmigo para cojerte todos los días – me dijo el taxista mientras se acostaba a mi lado.
- ¿Y por qué invitaste a tu amigo? – le pregunté mientras imaginaba lo que sería vivir con ese semental que cada noche me haría gozar en la cama.
- Pues es el dueño de la casa y por una mamadita nos da chance de coger aquí – me dijo con la mayor tranquilidad y añadió – porque ir diario al hotel sale caro y no te voy a meter la verga en tu casa enfrente de tu señora.
- Está bien, pero me hubieras dicho… además la tiene rica – le dije.
- No seas puto, recuerda que esas nalguitas sólo son mías y no quiero que andes por ahí dándolas… sólo tenes derecho a coger con tu señora – me dijo en tono de broma y me preguntó - ¿y tu esposa no sospechó por qué llegaste tan tarde?
- No, para nada, de hecho llegué a cogérmela – le dije orgulloso – se la metí por ese culito tan sabroso que tiene y se lo llené de leche.
- ¿Se lo llenaste como yo a ti? – me preguntó curioso.
- No papi, como Tú nadie – le dije y él me besó.
Así iniciamos una nueva sesión de sexo que culminó como las anteriores, con ambos gozando al máximo. En cuanto terminamos nos vestimos y salimos a despedirnos de su amigo, al cual le di otra mamada para agradecerle su hospitalidad. En el camino a mi casa el taxista me dijo algo que me confundió totalmente.
-y si le decis a tu señora que si hacemos un trio – sonrió y añadió – decile que tengo una buena verga y que cojo muy bien.
- ¿Qué? Estás loco… ¿y si me pregunta que como lo sé? – le dije en tono de broma.
- y le decis que ya la probaste jajaja – y ambos soltamos la carcajada.
Después de despedirnos. Entré a la casa y me encontré a mi mujer en la sala, nuevamente semidesnuda, así que imaginé que deseaba una nueva sesión de sexo como la noche anterior. Pero cuando me aproximé a ella me detuvo, mostrándome mis calzoncillos del día anterior.
- ¿Qué significa esto? – me preguntó mientras los extendía frente a mi, mostrando una mancha – olelos y dime que no es semen.
- No es lo que pensas – le dije sabiendo que era evidente.
- Estos son tus trabajos extra… ¿y hoy? ¿también trabajaste en esto hoy? – me dijo y de manera inquisitiva me ordenó – ¡enséñame los calzones!
- Pero… ¿para qué los quieres ver? – le dije recordando que me acababan de llenar el culo de leche tres veces.
- ¡Enséñamelos! – gritó y no tuve mas remedio que hacerlo, me bajé los pantalones y dejé que me revisara.
Después de corroborar lo que era evidente, ella comenzó a llorar y yo comencé a explicarle lo que había ocurrido. Claro que le di a entender que el taxista me había seducido y casi, casi, que me había obligado a volver a hacerlo bajo la amenaza de contarle lo ocurrido la noche anterior. Y entonces ella comenzó a preguntar cosas más específicas, que si me había dolido, que si la tenía muy grande, que si me había gustado, que cuantas veces lo hicimos, que en que posiciones.
- ¿Por qué queres saber todo eso, mi amor? – pregunté.
- Déjame ponerte cremita para que no te duela… mira como te lo dejó, bien abierto – me dijo ella mientras sus dedos hurgaban en mi culito.
Cuando comenzó a untarme la crema instintivamente levanté mis nalgas y ella notó que me agradaba aquello y comenzó a meter y sacar sus dedos de mi culo. Era como si me estuviera cogiendo. Entonces me volteé y la tomé entre mis brazos para cogérmela. Lo hicimos en diferentes posiciones pero cuando se la metí por el culo ambos llegamos al clímax.
- ¿Cómo es posible que siendo tan macho te hayas dejado coger? – me preguntó mientras la abrazaba.
- Es que si le vieras la verga te apuesto que también se te antojaría – le dije sin caer en la cuenta de que se la estaba ofreciendo.
- Pues tendría que verla y a lo mejor me animo jajaja – me dijo sonriendo.
- ¿Queres conocerlo? – le pregunté abiertamente.
- No… ¿Qué si de verdad se me antoja? – me respondió curiosa.
No dije más, volví a encularla y la abracé con todas mis fuerzas hasta llenarle el culo de leche nuevamente.
Al día siguiente no me podía concentrar. Antes de salir de la casa le volví a preguntar a mi mujer si quería conocer al taxista pero no me respondió, solamente sonrió y me dió un suspensorio que a ella le parecía sexy para que lo usara ese día. Pensaba en el taxista y en lo que había hablado con mi mujer. Por un lado me daba mucho morbo imaginarme a mi mujer siendo penetrada por la vergota del taxista, pero por el otro sentía algo de celos por compartir a mi macho. No sabía que hacer, pero cuando llegó la hora de la salida y lo ví esperándome en el taxi la razón me abandonó.
- ¿Ya listo para tu masaje de próstata? – me preguntó mientras arrancaba el coche.
- Sí papi, estoy ansioso – le dije mientras miraba su entrepierna, los shorts que usaba estaban más ajustados que los del día anterior y lucía más sexy, y quizás eso me animó a decirle – pero vamos a mi casa.
- ¿A tu casa? ¿Y tu mujer que onda? – me interrogó y yo me quedé callado, por lo que él captó el mensaje de inmediato – Así que se me va a cumplir el deseo de encularte frente a tu señora.
Camino a casa fue platicándome todo lo que nos podría hacer. Por algunos momentos pensé en arrepentirme pero cuando estábamos frente a la casa y mi mujer salió a recibirnos supe que la suerte estaba echada.
- Ahora entiendo – dijo mi mujer mientras entrábamos a la casa.
- ¿Ahora entendes qué? – le pregunté.
- Mira nada más que paquetote… con razón terminaste aflojando… - me dijo mi mujer sin quitarle la mirada a su enorme paquete.
- Sí señora y ahora estoy a su disposición – añadió el taxista quitándose la playera y ofreciéndole el paquete a mi mujer.
Mi mujer me miró y sonriendo se dirigió hacia él. No hubo explicaciones ni presentaciones, simplemente se arrodilló frente al taxista y le bajó el cierre del shortcito para buscar su verga.
- ¡Cielos! ¡Es enorme! ¿Puedo? – preguntó ella al dejar en libertad aquel pene que tanto me había hecho gozar los últimos días.
- Claro, adelante, es toda suya… y vos veni acá – me hizo una seña para que me acercara.
Me desabrochó el pantalón mientras mi mujer ya estaba chupándole la verga. En cuanto descubrió que me había puesto solamente el suspensorio sonrió y comenzó a acariciar mis nalgas, clavando de vez en cuando sus dedos en mi culito mientras nuestras lenguas se enroscaban.
- ¿Quién va primero? – preguntó él mientras me palmeaba vigorosamente las nalgas.
Mi mujer y Yo nos miramos sin saber que responder, pero fue él quien decidió, levantó a mi mujer entre sus brazos y la llevó a la habitación. Yo los seguí mientras por mi mente pasaba toda clase de ideas, pero cuando él la colocó en cuatro sentí envidia de ella, quería estar en su lugar y sentir aquel delicioso pene dentro de mi.
- Ah ¡Está enorme! – gritó ella mientras mi macho la ensartaba por la concha.
- Está bien apretadita tu señora che… Que te la chupe… - ordenó él y sin dudarlo lo obedecimos, me coloqué frente a mi mujer para ofrecerle mi verga y ella de inmediato comenzó a mamármela mientras aquel tipo se la cogia sin parar.
Creo que la excitación de los tres era enorme. Sólo se escuchaban gemidos y las palmadas que le daba en el culo a mi mujer. Yo sólo veía como aquella vergota se perdía una y otra vez dentro de aquella golosa concha, así que me acomodé debajo de ella para hacer un 69 que me permitiera tener un acercamiento con la vergota del taxista. Estaba ardiendo y comencé a alternar lamidas a la concha y a la verga que lo penetraba haciéndolos estremecer a ambos. Era evidente que ella era la que mas gozaba.
- Los quiero a los dos dentro de mi – nos suplicó.
- sos igual de puta que tu marido jajaja – se rió él y añadió – móntate en su verga para que yo te la clave por el culo.
- No papi, la tienes muy grande, mejor Tú por la concha – le pidió pero la respuesta fueron unas buenas nalgadas y un intento de ensartarla por el culo - ¡Ayyyyy! ¡Duele!
- Bueno, obedece… - le ordenó y ella se clavó mi verga en la concha mientras él comenzaba a comerle el culito haciéndola suspirar.
- Ay mi amor, ¿cómo se la aguantas toda? – me preguntó mientras él le preparaba el culito para ensartarla.
- relájate y… - el peso del cuerpo del taxista se hizo notar.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh – gimió ella mientras Yo sentía como la vergota de aquel semental rozaba la mía al irse alojando en el culito de mi mujer.
- Listo, ya vez como si la aguantas putita – le dijo él mientras mi mujer tensaba todo su cuerpo al sentirse invadida por nuestras vergas.
No hubo palabras, sólo fue sexo, sexo y más sexo. Yo la besaba mientras miraba como su cara se ponía al rojo vivo. Sus gemidos parecían alentarnos a cogérnosla con más vigor. Poco a poco se fue dando el acoplamiento y los tres comenzamos a gozar. Ella fue la primera en lanzar alaridos de placer indicando que estaba alcanzando un orgasmo como nunca. Unos instantes después y casi de manera simultánea mi macho y Yo comenzamos a derramar nuestras leches en sus agujeritos. Se había consumado el "sándwich" más rico de toda mi vida. Los tres nos quedamos abrazados y en silencio por algunos instantes.
- Tenemos que repetirlo mi amor, fue delicioso – me dijo ella mientras deshacíamos el abrazo y ella se metía al baño.
- ¡Que culito tan rico tiene! Es el polvo más rico que me eche – me dijo él mirando al techo mientras se acariciaba la verga.
- ¿¡Qué!? ¿Más ricos que los que te echaste conmigo? – le reclamé con algo de celos.
- No seas tontito, tu culito es mi favorito, haceme un pete para demostrártelo – me dijo y Yo lo obedecí de inmediato.
Me apoderé de su pija y comencé a mamarla mientras él comenzaba a hurgar entre mis nalguitas. De inmediato aquel precioso pene dio muestras de vida y en unos minutos se erguía orgulloso apuntando al techo. No perdí tiempo y me monté en él. Busqué sus labios mientras aquel pedazo de carne dura se alojaba en mi culito.
- Ay papi, que rica la tenes – gemí y fue cuando miré a mi mujer a un lado de la cama mientras observaba como su maridito era sodomizado de manera voluntaria, sentí algo de pena y quise zafarme pero el taxista me lo impidió y con un hábil movimiento hizo que giráramos y él quedó sobre mi con mis piernitas sobre sus hombros.
- Tranquilo mi amor… ya sé que te gusta… disfrútalo… - me dijo ella mientras observaba cada detalle de la verguiza que me estaban dando.
En ese momento me relajé y me dejé llevar por mi amante. Él parecía esforzarse al máximo, me cogió en cuanta posición se le ocurrió mientras mi mujer se masturbaba a mi lado. Por eso cuando me llenó el culo de leche me sentí en las nubes.
A partir de ese día mi vida se estabilizó por completo había conseguido un amante para mi y para mi mujer y hasta en viajes en taxi salí ganando jajaja.
Si te perdiste la parte 1 podes entrar aca:
http://www.poringa.net/posts/gay/1151333/Mi-historia-con-el-taxista-parte-1.html
Gracias a todos y espero que le guste,si les gusta comenten que no cuesta nada y si no tambien, todo es bienvenido....
Hasta el proximo Post...
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Al día siguiente todo parecía normal. Quizás un poco adolorido de la cintura y con algo de ardor en el culo, pero nada más. Sin embargo, conforme se acercaba la hora de salida mi mente pensaba más y más en el taxista, en esa descomunal verga que me había llenado el culo de leche y que me había hecho menear las nalgas como nunca. Finalmente llegó la hora, me asomé por la ventana de la oficina y lo ví, estaba ahí afuera con una indumentaria semejante a la anterior, unos shorts y una camiseta, lucía tan sexy que de solo verlo ya tenía la verga parada. Llamé a casa para decir que iba a tener que quedarme hasta tarde y salí a buscar a mi macho.
- Hola ¿cómo estás? – lo saludé efusivamente mientras abordábamos el taxi.
- Pues bien caliente, mira como la traigo – me respondió acariciándose el enorme paquete que se perfilaba frente a sus shorts.
Así fuimos hablando mientras nos dirigíamos hacia el norte de la ciudad, no le pregunté sobre el cambio de rumbo pero pronto él me explicó.
- Mira, ya llegamos, esta es la casa de un amigo, me la prestó para pasarla bien, él llega ya tarde, así que ahora la tenemos para nosotros solitos – respondió mientras entrábamos a una casa.
La idea de estar en la casa de alguien mas no me agradaba pero él ya se había quitado la ropa y me mostraba su verga colgando entre sus piernas, esperando recibir mis caricias, así que cualquier idea en mi mente pasó a segundo término, me arrodillé frente a él para comenzar a mamar aquel delicioso pene. Poco a poco se fue irguiendo y él me hizo ponerme de pie, me sujetó por las nalgas y me apretó contra él, entonces vino el beso, sí, ese tipo sabía que con cada beso me hacía estremecer y me estaba repitiendo la dosis.
Me llevó a la cama y a diferencia del día anterior, se lanzó sobre mi y colocando mis piernas sobre sus hombros me penetró. Me dolió la embestida pero se la aguanté. Este hombre no era tan cariñoso como la primera vez, era más bien rudo pero me agradaba sentirlo dentro de mi, sentir como su vergota me llegaba hasta donde ninguna otra me había llegado. Entonces llegó mi premio, su verga respingó dentro de mi para llenarme el culo de leche.
- Perdón por la rudeza, pero después de lo de anoche necesitaba romperte el culo otra vez – me dijo mientras me la sacaba y se ponía de pie.
- No importa… creo que mi culito lo necesitaba… - le respondí poniéndome de pie frente a él para buscar sus labios nuevamente.
- Por eso me gustas, … ¿queres tomar algo? – me preguntó y salimos hacia la cocina.
- Sí, papi, quiero lechita – le dije mientras me volvía a arrodillar frente a él para mamarle la verga.
- Vamos a la cama porque quiero que tu culito se acostumbre a mi verga – me dijo él palmeándome las nalgas.
Me coloqué en cuatro esperando recibir su lengua en mi culito, pero en lugar de eso recibí un par de nalgadas y su vergota. El guacho estaba en el plan de macho dominante y yo le iba a seguir el juego. Comencé a menear mis nalgas al ritmo de su verga mientras él me daba fuertes nalgadas. La sensación era simplemente deliciosa. Cada embestida era más vigorosa que la anterior y eso me hacía gozar más. Entonces se detuvo y me dijo:
- Mira, te tengo una sorpresa, este es mi amigo, el dueño de la casa… y este es el chico que te digo que me coji anoche.
- Hola, mucho gusto – me dijo ese hombre que estaba junto a la cama sin mas ropa que un pequeño calzoncito que parecía iba a reventar y añadió – sigan en lo que estaban, por mi no se preocupen.
- Quise zafarme de la verga del taxista pero no me dejó, me afianzó por la cintura y reinició el mete y saca e invitó a su amigo a que se nos uniera.
- Este chavito mama bien rico y hace rato me dijo que quería lechita para beber jejeje ¿o no? – y un par de nalgadas sonaron en el cuarto.
El otro tipo se acomodó frente a mi y me ofreció el paquete. No sabía que hacer, algo me decía que debía negarme, pero aquella verga que se perfilaba en el pequeño calzoncillo de ese hombre lucía bastante apetecible y la vergota que me estaba clavando el taxista me hacía retorcer de placer. Así que no tuve alternativa: le bajé el calzón al otro y liberé una hermosa verga morena para comenzar a mamarla.
El otro tipo se vino casi enseguida, me trague su leche y se retiró. En tanto que mi experimentado enculador tardó un buen rato en eyacular. En ese momento me di cuenta que estaba a su merced. Haría cualquier cosa por gozar de ese pene tan sabroso y que me llenaba como ninguno.
- ¡Que culo tan sabroso tenes! Si no estuviéramos casados te pediría que vivieras conmigo para cojerte todos los días – me dijo el taxista mientras se acostaba a mi lado.
- ¿Y por qué invitaste a tu amigo? – le pregunté mientras imaginaba lo que sería vivir con ese semental que cada noche me haría gozar en la cama.
- Pues es el dueño de la casa y por una mamadita nos da chance de coger aquí – me dijo con la mayor tranquilidad y añadió – porque ir diario al hotel sale caro y no te voy a meter la verga en tu casa enfrente de tu señora.
- Está bien, pero me hubieras dicho… además la tiene rica – le dije.
- No seas puto, recuerda que esas nalguitas sólo son mías y no quiero que andes por ahí dándolas… sólo tenes derecho a coger con tu señora – me dijo en tono de broma y me preguntó - ¿y tu esposa no sospechó por qué llegaste tan tarde?
- No, para nada, de hecho llegué a cogérmela – le dije orgulloso – se la metí por ese culito tan sabroso que tiene y se lo llené de leche.
- ¿Se lo llenaste como yo a ti? – me preguntó curioso.
- No papi, como Tú nadie – le dije y él me besó.
Así iniciamos una nueva sesión de sexo que culminó como las anteriores, con ambos gozando al máximo. En cuanto terminamos nos vestimos y salimos a despedirnos de su amigo, al cual le di otra mamada para agradecerle su hospitalidad. En el camino a mi casa el taxista me dijo algo que me confundió totalmente.
-y si le decis a tu señora que si hacemos un trio – sonrió y añadió – decile que tengo una buena verga y que cojo muy bien.
- ¿Qué? Estás loco… ¿y si me pregunta que como lo sé? – le dije en tono de broma.
- y le decis que ya la probaste jajaja – y ambos soltamos la carcajada.
Después de despedirnos. Entré a la casa y me encontré a mi mujer en la sala, nuevamente semidesnuda, así que imaginé que deseaba una nueva sesión de sexo como la noche anterior. Pero cuando me aproximé a ella me detuvo, mostrándome mis calzoncillos del día anterior.
- ¿Qué significa esto? – me preguntó mientras los extendía frente a mi, mostrando una mancha – olelos y dime que no es semen.
- No es lo que pensas – le dije sabiendo que era evidente.
- Estos son tus trabajos extra… ¿y hoy? ¿también trabajaste en esto hoy? – me dijo y de manera inquisitiva me ordenó – ¡enséñame los calzones!
- Pero… ¿para qué los quieres ver? – le dije recordando que me acababan de llenar el culo de leche tres veces.
- ¡Enséñamelos! – gritó y no tuve mas remedio que hacerlo, me bajé los pantalones y dejé que me revisara.
Después de corroborar lo que era evidente, ella comenzó a llorar y yo comencé a explicarle lo que había ocurrido. Claro que le di a entender que el taxista me había seducido y casi, casi, que me había obligado a volver a hacerlo bajo la amenaza de contarle lo ocurrido la noche anterior. Y entonces ella comenzó a preguntar cosas más específicas, que si me había dolido, que si la tenía muy grande, que si me había gustado, que cuantas veces lo hicimos, que en que posiciones.
- ¿Por qué queres saber todo eso, mi amor? – pregunté.
- Déjame ponerte cremita para que no te duela… mira como te lo dejó, bien abierto – me dijo ella mientras sus dedos hurgaban en mi culito.
Cuando comenzó a untarme la crema instintivamente levanté mis nalgas y ella notó que me agradaba aquello y comenzó a meter y sacar sus dedos de mi culo. Era como si me estuviera cogiendo. Entonces me volteé y la tomé entre mis brazos para cogérmela. Lo hicimos en diferentes posiciones pero cuando se la metí por el culo ambos llegamos al clímax.
- ¿Cómo es posible que siendo tan macho te hayas dejado coger? – me preguntó mientras la abrazaba.
- Es que si le vieras la verga te apuesto que también se te antojaría – le dije sin caer en la cuenta de que se la estaba ofreciendo.
- Pues tendría que verla y a lo mejor me animo jajaja – me dijo sonriendo.
- ¿Queres conocerlo? – le pregunté abiertamente.
- No… ¿Qué si de verdad se me antoja? – me respondió curiosa.
No dije más, volví a encularla y la abracé con todas mis fuerzas hasta llenarle el culo de leche nuevamente.
Al día siguiente no me podía concentrar. Antes de salir de la casa le volví a preguntar a mi mujer si quería conocer al taxista pero no me respondió, solamente sonrió y me dió un suspensorio que a ella le parecía sexy para que lo usara ese día. Pensaba en el taxista y en lo que había hablado con mi mujer. Por un lado me daba mucho morbo imaginarme a mi mujer siendo penetrada por la vergota del taxista, pero por el otro sentía algo de celos por compartir a mi macho. No sabía que hacer, pero cuando llegó la hora de la salida y lo ví esperándome en el taxi la razón me abandonó.
- ¿Ya listo para tu masaje de próstata? – me preguntó mientras arrancaba el coche.
- Sí papi, estoy ansioso – le dije mientras miraba su entrepierna, los shorts que usaba estaban más ajustados que los del día anterior y lucía más sexy, y quizás eso me animó a decirle – pero vamos a mi casa.
- ¿A tu casa? ¿Y tu mujer que onda? – me interrogó y yo me quedé callado, por lo que él captó el mensaje de inmediato – Así que se me va a cumplir el deseo de encularte frente a tu señora.
Camino a casa fue platicándome todo lo que nos podría hacer. Por algunos momentos pensé en arrepentirme pero cuando estábamos frente a la casa y mi mujer salió a recibirnos supe que la suerte estaba echada.
- Ahora entiendo – dijo mi mujer mientras entrábamos a la casa.
- ¿Ahora entendes qué? – le pregunté.
- Mira nada más que paquetote… con razón terminaste aflojando… - me dijo mi mujer sin quitarle la mirada a su enorme paquete.
- Sí señora y ahora estoy a su disposición – añadió el taxista quitándose la playera y ofreciéndole el paquete a mi mujer.
Mi mujer me miró y sonriendo se dirigió hacia él. No hubo explicaciones ni presentaciones, simplemente se arrodilló frente al taxista y le bajó el cierre del shortcito para buscar su verga.
- ¡Cielos! ¡Es enorme! ¿Puedo? – preguntó ella al dejar en libertad aquel pene que tanto me había hecho gozar los últimos días.
- Claro, adelante, es toda suya… y vos veni acá – me hizo una seña para que me acercara.
Me desabrochó el pantalón mientras mi mujer ya estaba chupándole la verga. En cuanto descubrió que me había puesto solamente el suspensorio sonrió y comenzó a acariciar mis nalgas, clavando de vez en cuando sus dedos en mi culito mientras nuestras lenguas se enroscaban.
- ¿Quién va primero? – preguntó él mientras me palmeaba vigorosamente las nalgas.
Mi mujer y Yo nos miramos sin saber que responder, pero fue él quien decidió, levantó a mi mujer entre sus brazos y la llevó a la habitación. Yo los seguí mientras por mi mente pasaba toda clase de ideas, pero cuando él la colocó en cuatro sentí envidia de ella, quería estar en su lugar y sentir aquel delicioso pene dentro de mi.
- Ah ¡Está enorme! – gritó ella mientras mi macho la ensartaba por la concha.
- Está bien apretadita tu señora che… Que te la chupe… - ordenó él y sin dudarlo lo obedecimos, me coloqué frente a mi mujer para ofrecerle mi verga y ella de inmediato comenzó a mamármela mientras aquel tipo se la cogia sin parar.
Creo que la excitación de los tres era enorme. Sólo se escuchaban gemidos y las palmadas que le daba en el culo a mi mujer. Yo sólo veía como aquella vergota se perdía una y otra vez dentro de aquella golosa concha, así que me acomodé debajo de ella para hacer un 69 que me permitiera tener un acercamiento con la vergota del taxista. Estaba ardiendo y comencé a alternar lamidas a la concha y a la verga que lo penetraba haciéndolos estremecer a ambos. Era evidente que ella era la que mas gozaba.
- Los quiero a los dos dentro de mi – nos suplicó.
- sos igual de puta que tu marido jajaja – se rió él y añadió – móntate en su verga para que yo te la clave por el culo.
- No papi, la tienes muy grande, mejor Tú por la concha – le pidió pero la respuesta fueron unas buenas nalgadas y un intento de ensartarla por el culo - ¡Ayyyyy! ¡Duele!
- Bueno, obedece… - le ordenó y ella se clavó mi verga en la concha mientras él comenzaba a comerle el culito haciéndola suspirar.
- Ay mi amor, ¿cómo se la aguantas toda? – me preguntó mientras él le preparaba el culito para ensartarla.
- relájate y… - el peso del cuerpo del taxista se hizo notar.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh – gimió ella mientras Yo sentía como la vergota de aquel semental rozaba la mía al irse alojando en el culito de mi mujer.
- Listo, ya vez como si la aguantas putita – le dijo él mientras mi mujer tensaba todo su cuerpo al sentirse invadida por nuestras vergas.
No hubo palabras, sólo fue sexo, sexo y más sexo. Yo la besaba mientras miraba como su cara se ponía al rojo vivo. Sus gemidos parecían alentarnos a cogérnosla con más vigor. Poco a poco se fue dando el acoplamiento y los tres comenzamos a gozar. Ella fue la primera en lanzar alaridos de placer indicando que estaba alcanzando un orgasmo como nunca. Unos instantes después y casi de manera simultánea mi macho y Yo comenzamos a derramar nuestras leches en sus agujeritos. Se había consumado el "sándwich" más rico de toda mi vida. Los tres nos quedamos abrazados y en silencio por algunos instantes.
- Tenemos que repetirlo mi amor, fue delicioso – me dijo ella mientras deshacíamos el abrazo y ella se metía al baño.
- ¡Que culito tan rico tiene! Es el polvo más rico que me eche – me dijo él mirando al techo mientras se acariciaba la verga.
- ¿¡Qué!? ¿Más ricos que los que te echaste conmigo? – le reclamé con algo de celos.
- No seas tontito, tu culito es mi favorito, haceme un pete para demostrártelo – me dijo y Yo lo obedecí de inmediato.
Me apoderé de su pija y comencé a mamarla mientras él comenzaba a hurgar entre mis nalguitas. De inmediato aquel precioso pene dio muestras de vida y en unos minutos se erguía orgulloso apuntando al techo. No perdí tiempo y me monté en él. Busqué sus labios mientras aquel pedazo de carne dura se alojaba en mi culito.
- Ay papi, que rica la tenes – gemí y fue cuando miré a mi mujer a un lado de la cama mientras observaba como su maridito era sodomizado de manera voluntaria, sentí algo de pena y quise zafarme pero el taxista me lo impidió y con un hábil movimiento hizo que giráramos y él quedó sobre mi con mis piernitas sobre sus hombros.
- Tranquilo mi amor… ya sé que te gusta… disfrútalo… - me dijo ella mientras observaba cada detalle de la verguiza que me estaban dando.
En ese momento me relajé y me dejé llevar por mi amante. Él parecía esforzarse al máximo, me cogió en cuanta posición se le ocurrió mientras mi mujer se masturbaba a mi lado. Por eso cuando me llenó el culo de leche me sentí en las nubes.
A partir de ese día mi vida se estabilizó por completo había conseguido un amante para mi y para mi mujer y hasta en viajes en taxi salí ganando jajaja.
Si te perdiste la parte 1 podes entrar aca:
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Gracias a todos y espero que le guste,si les gusta comenten que no cuesta nada y si no tambien, todo es bienvenido....
Hasta el proximo Post...
17 comentarios - Mi historia con el taxista parte 2
a mi me encanto !! me hicer reberenda paja con el relato esta muuuuy bien logrado me re calento !
estas re loco
😬 😬 🤤 🤤 🤤 🤤