Arroz con leche (X) Post anterior Post siguiente Decir que aquel beso fue erótico y excitante sería solo una ínfima parte de la verdad. Me atrevería a decir que casi fue terapéutico. Si Lizzie (nuestra niñera de Adelaide, artista plástica y actualmente, comerciante...
[Relato] Las amantes de Sergio 3-La Geek Continuamos relatando las historias de Sergio y sus amantes. Si llegaste directamente y quieres saber más de este singular personaje, puedes leer las dos entregas previas aquí: ya he relatado antes, Sergio es un tipo promedio, divorciado, con un buen...
Mi vecino Hugo Como les contaba antes, en mi pueblo, barrio o como que quiera llamar vive toda clase de gente, pero la mayoría son familias que trabajan y que tienen hijos que estudian. Hace como dos años llegó al pueblo un señor de unos 45 o 50 años y se mudó...
Mi madrastra (4) Ya han pasado dos años desde que la madrastra y su niño iniciaron sus relaciones íntimas. Han pasado bastantes cosas en este tiempo. La primera, que como era de esperar, fueron descubiertos. A pesar de sus muchas precauciones el riesgo era mucho. Ocu
Siete por siete (48): Los encargos Post anterior Post siguiente Compendio I A veces, pienso que soy el coyote del correcaminos, cuando prueba por qué fallo su trampa, sin medir los riesgos que le explote en la cara… No puedo negar que mi esposa es especial. Incluso en estos días, en...
Seis por ocho (76): La varita mágica Post anterior Post siguiente Compendio I Deseaba tomarme ese día libre. Aunque mis compromisos laborales habían acabado, también tenía compromisos académicos que cumplir, pero el fin de semana había sido agotador y de cualquier manera, el profesor
la señora II Como andan lectores, este relato es un capitulo mas de mis encuentros con "la señora".... Hacia un buen tiempo que no nos veiamos, ni nos mensajeamos, mas de un mes o dos, como toda historia parecia haber terminado, pero el miercoles pasado...
Seis por ocho (15): La niña con alas de cera Post anterior Post siguiente Compendio I Hubo una vez, un niño llamado Ícaro… “¡Sé lo que haces con mamá!...” decía Amelia, con lagrimas en sus ojos Y su padre le construyó alas para volar, pero le recomendó que no volara ni demasiado alto